domingo, 29 de mayo de 2016

ALARMA QUÍMICA

En general, la mayor parte de los riesgos graves de origen natural permiten prever a corto plazo las situaciones en que de forma concreta se incrementan, de manera que tanto el sistema de protección civil como la sociedad en general y los ciudadanos en particular están bajo aviso de que pueden producirse incidencias o emergencias o al menos que es más probable. Esto es así especialmente en el caso del subgrupo de riesgos meteorológicos. Sin embargo, algunos riesgos naturales como el sísmico no permiten esta anticipación a corto plazo y sucede lo mismo con los riesgos tecnológicos que no permiten anticipar el incidente, accidente o emergencia . Entre estos riesgos tecnológicos podemos destacar el riesgo químico (manipulación o transporte de sustancias peligrosas)

La incapacidad de anticipar los incidentes y las emergencias de tipo químico acaba suponiendo que se materializan sin previo aviso, con lo cual el sistema de protección civil reacciona a partir de que se produce la emergencia y se detecta. De este modo, a menudo el sistema es conocedor del incidente o emergencia química a la vez que el conjunto de la sociedad expuesta al mismo, especialmente cuando se trata de situaciones muy perceptibles (nubes visibles, humos, llama, ruidos, etc ). Así, sucede que durante los primeros minutos el ciudadano está sometido a una incertidumbre y cierta indefensión ya que percibe una situación de riesgo e emergencia química de la que no ha recibido información oficial y de la que desconoce la gravedad del mismo y por lo tanto si puede afectarle o no y se debe protegerse o no.

Recientemente, un incidente grave en unas instalaciones industriales químicas de Catalunya provocó gran alarma en su entorno más amplio ya que fue ampliamente perceptible. A pesar de que las autoridades informaron que de acuerdo a los datos técnicos el suceso no comportó peligro grave para la población, hubo recelo entre una parte de la población del entorno que desconfiaba de esas informaciones oficiales y a la vista de la dimensión del incidente suponía que sí que había un peligro inminente.
Foto ACN

Veamos sin embargo los mecanismos de los que dispone el sistema de protección civil para poder responder a este tipo de situaciones con garantías y porque es importante que la sociedad confíe en las informaciones oficiales que se difunden en estos casos. 

Conocer el riesgo químico
No poder anticiparse a la inmediatez de una emergencia química no significa que el riesgo no pueda preverse en general y conocer donde es más elevado. Por ello, se tienen catalogadas y se conocen detalladamente las instalaciones industriales consideradas de mayor riesgo porque manipulan un mayor volumen de sustancias peligrosas y también sus principales rutas de transporte (viarias y ferroviarias). 
ADR: identificación de mercancías peligrosas en el transporte viario.

En ambos casos existen medidas de seguridad específicas para el sector que permiten:
  • Reducir la probabilidad de que se produzca un incidente grave o emergencia.
  • Facilitar mecanismos para la detección y el conocimiento de estos incidentes en el momento que se producen en base a protocolos de coordinación específicos.  

Toda esta información y protocolos forman parte de los planes de emergencia de protección civil y a menudo son públicos y accesibles al ciudadano. Algunos de los más destacables son:
  • Sensores de riesgo químico fijos y portátiles para la detección de niveles de concentración de sustancias químicas elevados o en el umbral de posible daño.
  • Protocolos de comunicación y coordinación entre las actividades de riesgo y los centros de coordinación de protección civil.
  • Protocolos para la monitorización de los efectos sobre la población.
  • Equipos de respuesta e intervención específicos para emergencias químicas.
Sensor químico portátil

Esta realidad supone al fin que el sistema de protección civil cuenta con mecanismos que le permiten reaccionar a las anomalías vinculadas a la actividad de manipulación o transporte de sustancias peligrosas, es decir, al riesgo químico. En especial, el sistema se prepara para identificar lo más rápidamente posible qué tipo de situación se está produciendo y más concretamente:
  • Si están implicadas sustancias peligrosas y de qué tipo (tóxicas, inflamables, …),
  • Si se trata de un incidente (menos grave) o de un accidente (más grave) y en este último caso si deriva en una emergencia.
  • Qué efectos (daños) tiene o puede tener sobre la población.
Se trata de tener capacidad para analizar los riesgos en tiempo real y el sistema se entrena para que este análisis se pueda realizar en el menor tiempo posible, comprobando periódicamente que los mecanismos previstos funcionan.

Incidentes químicos
Una vez desarrollados los mecanismos para la respuesta a los accidentes con sustancias peligrosas que pueden producir una emergencia química,  en los últimos años se ha desarrollado especialmente la gestión de los incidentes. Estos incidentes responden a anomalías en la actividad industrial de manipulación o transporte de sustancias peligrosas que no pueden considerarse un accidente porque son controlados mediante los mecanismos de contingencia previstos y no llegan a suponer una amenaza aguda o inmediata para la población exterior del entorno. Es un ejemplo la parada de una planta química que comporta la quema de producto en antorcha para evitar su emisión directa al exterior, siguiendo los protocolos de seguridad industrial previstos. Sucede empero que cuando estas paradas no están previstas pueden generarse anomalías superiores como por ejemplo la generación de humos negros. Estos humos negros son el resultado de una combustión imperfecta que se soluciona con la inyección de vapor de agua que facilita una mezcla homogénea y una combustión perfecta que genera principalmente dióxido de carbono y vapor de agua. Es cierto que pueden generarse trazas de otros productos como óxidos de nitrógeno, compuestos orgánicos volátiles u otros, pero sus valores se sitúan por debajo de los que suponen una amenaza aguda o inmediata para la población. Ello no implica que pueda haber efectos medioambientales, contaminantes, a medio y largo plazo derivados de estas situaciones, pero es una problemática diferente.

Confiar y no alarmar
En este contexto es absolutamente necesario que la sociedad confíe en la respuesta del sistema de protección civil para su mayor seguridad. Una respuesta contraria a los mensajes de tranquilidad emitidos, un exceso de alarma por desconfianza, puede afectar la seguridad del ciudadano del mismo modo que lo puede hacer menospreciar las alertas decretadas y no realizar un confinamiento cuando se decreta.
Es cierto que es una tarea difícil de ejecutar y que un error del sistema puede suponer daños graves en la población, y ello unido a la espectacularidad de algunos incidentes que se producen en las grandes plantas industriales puede generar cierta desconfianza o temor entre la población. Sin embargo, en general es poco probable que no se detecte en un tiempo razonable una emergencia química o en general un accidente donde estén implicadas sustancias peligrosas y pueda producir daños a la población. Más bien, existe un número relevante de actuaciones donde, ante la duda de los posibles daños a la población, se aplican preventivamente protocolos de protección a la población hasta poder descartar la existencia de una amenaza y posibles daños.

Del mismo modo, es dañino para la confianza de la población y su seguridad que se aprovechen las circunstancias puntuales de incidentes graves para lanzar mensajes de alarma y cuestionar la actuación técnica de los servicios públicos de protección civil, generando bulos, informaciones parciales o interpretando erróneamente los datos técnicos disponibles. No ayudan a la población, al contrario, generan un clima de desconfianza e indefensión al poner en cuestión la veracidad y la capacidad del sistema para protegerlos frente a una emergencia química real.
Distorsión de la realidad. 


2 comentarios:

  1. Excelente exposición y totalmente de acuerdo en que hay que comunicar a la población y que esta tiene que confiar en las informaciones de la administración; de todas formas, la administración y las empresas de alto riesgo, deben realizar un ejercicio de transparencia para que la población confíe en los mensajes. No es suficiente decir que es un incidente "normal" cuando la llama de la flare duplica la altura de esta. Hay mucha gente alrededor que trabaja o ha trabajado en estas plantas y saben que puede ser un incidente; pero de normal no tiene nada.
    Es por esto, que pese a que la empresa pueda sacrificar cierto "caché" medioambiental, siempre es mejor reconocer los errores, que lamentar las desgracias que pudieran suceder un día por falta de confianza de la población en los mensajes recibidos.

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  2. Gracias por tu comentario. Estoy de acuerdo que debemos seguir trabajando en ganarnos la confianza del ciudadano.

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