domingo, 2 de octubre de 2016

CUIDADO CON EL GAS

Deflagraciones de gas
Las deflagraciones por gas en domicilios y viviendas no son accidentes infrecuentes. Recientemente se han producido en España dos casos graves: este sábado 1 de octubre la deflagración de una nube de gas butano formada en una cafetería de Vélez-Málaga provocaba casi 90 heridos y el pasado 18 de septiembre fallecía 1 persona y 17 quedaban heridas tras una fuerte deflagración en un domicilio particular de Premià de Mar (Barcelona), falleciendo días después uno de los heridos graves.
Deflagración gas en Premià de Mar el 18/09/2016. Fuente: @jordi_bravo

En la primera década del siglo XXI se produjeron 132 muertos en España por deflagraciones de gas (fuente: El Norte de Castilla) lo que supone una media anual de 13 muertes. 
Destacan 15 casos en que se produjo la muerte de 3 o más personas con un total de 63 muertos. El caso que se produjo en un edificio de cinco plantas en la ciudad de Palencia el 1 de mayo de 2007 es el más grave con 9 muertos, más de 30 heridos y la destrucción del edificio. También los 6 muertos en Laredo (Cantabria) en julio de 2006 y los también 6 muertos en Gavà (Barcelona) en diciembre de 2008. 
En los años 90 también se registraron diversos casos consecuencia de los cuales se mejoraron los elementos de seguridad, se renovaron las canalizaciones y se incorporó el gas natural en sustitución del gas ciudad en muchas capitales y grandes ciudades donde aún no se había hecho. 
La referencia histórica más importante que podemos recordar es la de marzo de 1972 en Barcelona con 18 muertes y la destrucción de un edificio de diez plantas. 

Gases derivados del petróleo como combustible domiciliario
La mayor parte de los domicilios españoles cuentan con suministro de algún tipo de gas como combustible en sus cocinas y en algunos casos también para alimentar su sistema de calefacción. Si bien la presencia de cocinas de inducción y otros sistemas eléctricos va en aumento, todavía no ha desplazado a los combustibles tradicionales derivados del petróleo: butano, propano y gas natural (metano). En las últimas décadas el butano, distribuido a través de bombonas, ha perdido presencia en favor del metano, distribuido a través de canalización y conocido comúnmente como gas natural en referencia a la principal compañía distribuidora. El propano, por su parte, mantiene un uso minoritario pero es habitual en muchas urbanizaciones con depósitos comunes y canalizaciones. 

Los peligros del gas
Los gases derivados del petróleo metano (CH4), propano (C3H8) y butano (C4H10) son sustancias altamente inflamables que permiten utilizar su alto poder calorífico mediante una combustión controlada y segura. 
Pictograma extremadamente inflamable

Por el contrario, su principal peligro, además de su inflamabilidad, es su capacidad de deflagrar en condiciones de mezcla con el aire cuando su concentración se sitúa entre el 2 y 15% (aproximadamente ya que depende de la sustancia concreta). Al tratarse de gases incoloros e inodoros es necesario el uso de aditivos odoríferos que les confieran un olor característico para detectar su fuga inmediata sin necesidad del uso de detectores químicos. 

Conviene recordar que deflagración, detonación y explosión son términos similares pero no iguales a pesar de que el público en general los use indistintamente. 
La deflagración es una combustión súbita en la que la velocidad del proceso es inferior a la detonación y en la que las ondas generadas por el avance de la combustión son subsónicas (inferior a la velocidad del sonido) a diferencia de las supersónicas (superior a la velocidad del sonido) de la detonación. En la deflagración el frente de llama avanza a través de la difusión térmica y no por una onda de choque como en la detonación. 
La deflagración de un gas derivado del petróleo produce daños por efecto de la radiación liberada y contacto directo con las llamas y además cuando se produce en un medio en el que el gas se encuentra parcialmente confinado (especio cerrado), se añade el efecto de las ondas de sobrepresión generadas (que serán menos dañinas que en el caso de una detonación). 


Curva de presión / tiempo en explosión (izquierda) y deflagración (derecha). Fuente: Hysafe

Finalmente, un toque de atención a los medios de comunicación: normalmente las deflagraciones de gas butano no son una "explosión de la bombona" como se suele decir sino la deflagración de la nube de gas que se forma por una fuga. 
Una bombona de butano puede llegar a explotar pero para ello necesita ser calentada, por las llamas de un incendio próximo por ejemplo, que eleve la presión interior del gas y acabe reventando la bombona por exceso de presión. Este caso, sin embargo, es poco habitual especialmente porque el diseño de estos recipientes ya tiene en cuenta factores de seguridad a través de presiones de diseño que permiten soportar presiones elevadas.

Gas seguro
Se trata por tanto de un servicio básico que nos genera grandes beneficios y confort pero que tiene un peligro intrínseco por el cual se requiere un uso escrupuloso para minimizar los riesgos y garantizar la seguridad en todo momento. Si bien hay casos en que las explosiones se han producido por actos voluntarios, la mayor parte son consecuencia de un uso indebido de las instalaciones y los elementos asociados..
Por ello, es esencial mantener en orden las instalaciones (depósitos, calderas, termos, conducciones, quemadores, cocina, …), realizar las inspecciones periódicas que establece la normativa, no manipular nunca el sistema ni dejar que lo manipulen quienes no estén acreditados y no alterar los elementos de seguridad incluidas la rejas de ventilación que garantizan un aporte de oxígenos suficiente para la combustión y evitan la acumulación de gas en caso de fuga. Las conducciones, que a menudo pueden pasar por zonas donde sean accesibles (lavadero, cocina, fachada, …) deben estar protegidas de golpes y corrosión y las llaves de paso deben estar en perfecto estado. 
El cierre de la llave del gas en períodos de ausencia prolongada o incluso diariamente cada noche o a la salida del hogar son acciones de prevención que pueden aportar una seguridad extra.

Y sobretodo: comprueba siempre que la llama de tu cocina es estable y de color azul; si observar que la llama oscila o tiene tonos naranjas puede haber un mal funcionamiento que debe ser corregido por seguridad para evitar accidentes.
Así debe ser siempre la llama de nuestra cocina de gas natural (metano), butano o propano.


Aquí pueden consultar los consejos de protección civil frente a los peligros de los gases derivados del petróleo en el domicilio.

domingo, 29 de mayo de 2016

ALARMA QUÍMICA

En general, la mayor parte de los riesgos graves de origen natural permiten prever a corto plazo las situaciones en que de forma concreta se incrementan, de manera que tanto el sistema de protección civil como la sociedad en general y los ciudadanos en particular están bajo aviso de que pueden producirse incidencias o emergencias o al menos que es más probable. Esto es así especialmente en el caso del subgrupo de riesgos meteorológicos. Sin embargo, algunos riesgos naturales como el sísmico no permiten esta anticipación a corto plazo y sucede lo mismo con los riesgos tecnológicos que no permiten anticipar el incidente, accidente o emergencia . Entre estos riesgos tecnológicos podemos destacar el riesgo químico (manipulación o transporte de sustancias peligrosas)

La incapacidad de anticipar los incidentes y las emergencias de tipo químico acaba suponiendo que se materializan sin previo aviso, con lo cual el sistema de protección civil reacciona a partir de que se produce la emergencia y se detecta. De este modo, a menudo el sistema es conocedor del incidente o emergencia química a la vez que el conjunto de la sociedad expuesta al mismo, especialmente cuando se trata de situaciones muy perceptibles (nubes visibles, humos, llama, ruidos, etc ). Así, sucede que durante los primeros minutos el ciudadano está sometido a una incertidumbre y cierta indefensión ya que percibe una situación de riesgo e emergencia química de la que no ha recibido información oficial y de la que desconoce la gravedad del mismo y por lo tanto si puede afectarle o no y se debe protegerse o no.

Recientemente, un incidente grave en unas instalaciones industriales químicas de Catalunya provocó gran alarma en su entorno más amplio ya que fue ampliamente perceptible. A pesar de que las autoridades informaron que de acuerdo a los datos técnicos el suceso no comportó peligro grave para la población, hubo recelo entre una parte de la población del entorno que desconfiaba de esas informaciones oficiales y a la vista de la dimensión del incidente suponía que sí que había un peligro inminente.
Foto ACN

Veamos sin embargo los mecanismos de los que dispone el sistema de protección civil para poder responder a este tipo de situaciones con garantías y porque es importante que la sociedad confíe en las informaciones oficiales que se difunden en estos casos. 

Conocer el riesgo químico
No poder anticiparse a la inmediatez de una emergencia química no significa que el riesgo no pueda preverse en general y conocer donde es más elevado. Por ello, se tienen catalogadas y se conocen detalladamente las instalaciones industriales consideradas de mayor riesgo porque manipulan un mayor volumen de sustancias peligrosas y también sus principales rutas de transporte (viarias y ferroviarias). 
ADR: identificación de mercancías peligrosas en el transporte viario.

En ambos casos existen medidas de seguridad específicas para el sector que permiten:
  • Reducir la probabilidad de que se produzca un incidente grave o emergencia.
  • Facilitar mecanismos para la detección y el conocimiento de estos incidentes en el momento que se producen en base a protocolos de coordinación específicos.  

Toda esta información y protocolos forman parte de los planes de emergencia de protección civil y a menudo son públicos y accesibles al ciudadano. Algunos de los más destacables son:
  • Sensores de riesgo químico fijos y portátiles para la detección de niveles de concentración de sustancias químicas elevados o en el umbral de posible daño.
  • Protocolos de comunicación y coordinación entre las actividades de riesgo y los centros de coordinación de protección civil.
  • Protocolos para la monitorización de los efectos sobre la población.
  • Equipos de respuesta e intervención específicos para emergencias químicas.
Sensor químico portátil

Esta realidad supone al fin que el sistema de protección civil cuenta con mecanismos que le permiten reaccionar a las anomalías vinculadas a la actividad de manipulación o transporte de sustancias peligrosas, es decir, al riesgo químico. En especial, el sistema se prepara para identificar lo más rápidamente posible qué tipo de situación se está produciendo y más concretamente:
  • Si están implicadas sustancias peligrosas y de qué tipo (tóxicas, inflamables, …),
  • Si se trata de un incidente (menos grave) o de un accidente (más grave) y en este último caso si deriva en una emergencia.
  • Qué efectos (daños) tiene o puede tener sobre la población.
Se trata de tener capacidad para analizar los riesgos en tiempo real y el sistema se entrena para que este análisis se pueda realizar en el menor tiempo posible, comprobando periódicamente que los mecanismos previstos funcionan.

Incidentes químicos
Una vez desarrollados los mecanismos para la respuesta a los accidentes con sustancias peligrosas que pueden producir una emergencia química,  en los últimos años se ha desarrollado especialmente la gestión de los incidentes. Estos incidentes responden a anomalías en la actividad industrial de manipulación o transporte de sustancias peligrosas que no pueden considerarse un accidente porque son controlados mediante los mecanismos de contingencia previstos y no llegan a suponer una amenaza aguda o inmediata para la población exterior del entorno. Es un ejemplo la parada de una planta química que comporta la quema de producto en antorcha para evitar su emisión directa al exterior, siguiendo los protocolos de seguridad industrial previstos. Sucede empero que cuando estas paradas no están previstas pueden generarse anomalías superiores como por ejemplo la generación de humos negros. Estos humos negros son el resultado de una combustión imperfecta que se soluciona con la inyección de vapor de agua que facilita una mezcla homogénea y una combustión perfecta que genera principalmente dióxido de carbono y vapor de agua. Es cierto que pueden generarse trazas de otros productos como óxidos de nitrógeno, compuestos orgánicos volátiles u otros, pero sus valores se sitúan por debajo de los que suponen una amenaza aguda o inmediata para la población. Ello no implica que pueda haber efectos medioambientales, contaminantes, a medio y largo plazo derivados de estas situaciones, pero es una problemática diferente.

Confiar y no alarmar
En este contexto es absolutamente necesario que la sociedad confíe en la respuesta del sistema de protección civil para su mayor seguridad. Una respuesta contraria a los mensajes de tranquilidad emitidos, un exceso de alarma por desconfianza, puede afectar la seguridad del ciudadano del mismo modo que lo puede hacer menospreciar las alertas decretadas y no realizar un confinamiento cuando se decreta.
Es cierto que es una tarea difícil de ejecutar y que un error del sistema puede suponer daños graves en la población, y ello unido a la espectacularidad de algunos incidentes que se producen en las grandes plantas industriales puede generar cierta desconfianza o temor entre la población. Sin embargo, en general es poco probable que no se detecte en un tiempo razonable una emergencia química o en general un accidente donde estén implicadas sustancias peligrosas y pueda producir daños a la población. Más bien, existe un número relevante de actuaciones donde, ante la duda de los posibles daños a la población, se aplican preventivamente protocolos de protección a la población hasta poder descartar la existencia de una amenaza y posibles daños.

Del mismo modo, es dañino para la confianza de la población y su seguridad que se aprovechen las circunstancias puntuales de incidentes graves para lanzar mensajes de alarma y cuestionar la actuación técnica de los servicios públicos de protección civil, generando bulos, informaciones parciales o interpretando erróneamente los datos técnicos disponibles. No ayudan a la población, al contrario, generan un clima de desconfianza e indefensión al poner en cuestión la veracidad y la capacidad del sistema para protegerlos frente a una emergencia química real.
Distorsión de la realidad. 


jueves, 19 de mayo de 2016

SESEÑA: MALOS HUMOS , BUENA GESTIÓN

El incendio del depósito de neumáticos de Seseña iniciado la noche del pasado jueves 12 de mayo ha tenido una gran repercusión mediática y social por la gran dimensión de la columna de humo negro generada, visible a gran distancia incluso desde la ciudad de Madrid.
Columna incendio Seseña. Fuente: Jaime Villaneuva. El País


La actuación de protección civil
Más allá de las causas del incendio y de la polémica sobre la legalidad de la planta, puede decirse que con carácter general ha habido una buena gestión en materia de protección civil por parte de las diferentes administraciones públicas implicadas: el ayuntamiento de Seseña, la comunidad autónoma de Castilla la Mancha y la de Madrid. La activación del correspondiente plan territorial de protección civil de cada comunidad autónoma (en nivel 2 para el caso de Castilla la Mancha y nivel 1 para Madrid) como respuesta al incendio y sus posibles efectos sobre la población es sin duda una muestra de madurez del sistema de protección civil.

Esta activación del plan de protección civil da la necesaria cobertura jurídica para aplicar medidas excepcionales de emergencia y más concretamente:
- La protección de la población con carácter preventivo (evacuación, confinamiento, suspensión de actividad escolar y de actividades al aire libre, etc).
- La movilización de recursos extraordinarios para responder al incendio (extinción y evacuación y acogida en este caso), tanto para la recepción de recursos que no son propios (caso de Castilla la Mancha) como para la cesión en apoyo a otras administraciones públicas (caso de Madrid).

Además permite poner en marcha los protocolos operativos previstos para:
- La coordinación de la respuesta a la emergencia: se constituyeron las dos figuras previstas y que son el centro de coordinación operativa (CECOP) para la gestión más estratégica y de dirección en la distancia y el puesto de mando avanzado (PMA) para la coordinación de las actuaciones operativas concretas. Además, hubo la necesaria coordinación entre las administraciones actuantes.
- El seguimiento de los posibles efectos de la emergencia y la información de los mismos a la población: ambas comunidades autónomas fueron proactivas y establecieron teléfonos de información a la población y difusión de estos datos a través de los medios disponibles (notas de prensa, redes sociales, App, …). También trabajaron para desmentir bulos o falsas informaciones (supuesta contaminación del agua). 
CECOP  de la Comunidad de Madrid





Medidas de protección a la población
Las administraciones tomaron medidas para la protección de la población frente a la columna de humo negro y sus posibles efectos. 

Por una parte, es muy destacable que el Ayuntamiento de Seseña recomendase ya desde la noche del día 12 el confinamiento de las urbanizaciones y poblaciones más cercanas al origen del incendio y a la columna de humo generada. 
Posteriormente, la tarde del viernes 13 la comunidad autónoma de Castilla la Mancha tomó la decisión de evacuar la urbanización del Quiñón de Seseña ante la previsión de que las condiciones meteorológicas de la noche pudiesen favorecer afectaciones a la población de la columna de humo negro. Ello demuestra que bajo el paraguas de la operativa prevista en el plan territorial de protección civil la administración pública estaba analizando en avanzado la evolución de la columna de humo negro y su posible afectación permitiendo establecer la medida de emergencia necesaria para proteger a la población. Para la evacuación del millar de personas afectadas y su posterior acogida se habilitaron diversos espacios y se movilizaron recursos logísticos específicos de diversas unidades de protección civil municipales y de la Cruz Roja. Posteriormente al retorno de los evacuados se mantuvo la recomendación del confinamiento en domicilios y minimizar el tiempo de permanencia en el exterior. Además, se suspendieron las clases en los centros escolares más expuestos al riesgo y las actividades deportivas municipales, e incluso en algún centro escolar se volvieron a suspender las clases retomadas ante una falta de certeza de no afectación.
Control ambiental de la Junta de Castilla la Mancha

Mientras tanto, la comunidad autónoma de Madrid informaba que los datos de calidad del aire aconsejaban no tomar medidas extraordinarias en su territorio y además aconsejaba a 31 municipios de las zonas Sur y Vegas cerrar las ventanas por la noche por precaución (lógica recomendación ya que durante la noche una evolución desfavorable del incendio y la columna de humo podía sorprender a estos vecinos durante las horas de sueño).
Aviso emitido por la Comunidad de Madrid


Humos negros y otros casos recientes
Los humos negros generados tras grandes incendios en instalaciones industriales de diferente tipología no son un hecho aislado. Uno de los más espectaculares fue el incendio el año 2005 del almacén de combustibles Buncefield uno de los mayores del Reino Unido en la ciudad de Hemel Hempstead del condado de Hertfordshire de Inglaterra. Las explosiones que se produjeron se registraron en la red sísmica con una magnitud 2,4 en la escala Richter. La columna de humo negro llegó a producir el cierre preventivo de uno de los aeropuertos de Londres, situado a más de 35 km del foco del incendio. Se calcula que el incendio emitió hasta 8.000 toneladas de partículas PM10, equivalente a aproximadamente el 6% del total anual de emisiones de este contaminante en todo el Reino Unido.
Columna humo negra de Buncefield. Fuente: BBC

PM10
Los principales factores de riesgo a corto y medio plazo de las columnas de humo negro son la presencia de partículas en suspensión de pequeño tamaño que reciben el nombre de partículas PM10 (partículas de diámetro inferior a 10 micras). Por su pequeño tamaño estas partículas no pueden ser retenidas por el sistema respiratorio y llegan hasta los pulmones donde se depositan afectando a su capacidad. Las partículas PM2,5 son aún más peligrosas porque por su menor tamaña alcanzan los alvéolos donde se depositan. Según la OMS, estas partículas pueden causar cardiopatías, neumopatías y cáncer a largo plazo (exposición prolongada) pero además los grupos más sensibles (población infantil, tercera edad y personas con afecciones del sistema respiratorio) podrían tener daños a corto y medio plazo. 
Las partículas PM10 están presentes en el aire de las zonas metropolitanas sobretodo en determinados períodos del invierno por efecto de las condiciones meteorológicas y las emisiones de industrias, vehículos y calefacciones principalmente, y por lo tanto existe una amplia red de monitorización y es un riesgo que se gestiona ordinariamente como consecuencia de la normativa medioambiental de origen europeo. 
Estas partículas tienen un efecto dañino de tipo físico, es decir, no son tóxicos que reaccionen con el organismo. Por eso, una protección viable es el uso de filtros o mascaras diseñadas específicamente para la retención (física) de estas partículas (muchos ciclistas de zonas urbanas las utilizan). Ello no debe llevarnos a concluir que la utilización de una máscara estándar, sin filtro, es suficiente protección ya que carece de sistema de retención o que el uso de un pañuelo nos va a proteger, en contra de la tradicional creencia.
Máscara con filtro PM10. 

Otras sustancias peligrosas
En las nubes negras generadas por incendios industriales también pueden encontrarse otros productos peligrosos, tóxicos, como los óxidos de nitrógeno y el monóxido de carbono, que también deben ser monitorizados para evitar llegar a valores peligrosos. Finalmente, también podemos encontrar  compuestos orgánicos volátiles (COVs), dioxinas, furanos e hidrocarburos policíclicos aromáticos (PAHs), pero su concentración en estos casos suele ser inferior a los umbrales de peligrosidad ya que sus efectos no se producen con carácter tan inmediato sino por larga exposición (de carácter medioambiental).


Desde Protección Civil de la Generalitat de Catalunya se han gestionado algunos casos de incendio industrial con generación de columna de humo negro que aunque de menor dimensión a los casos reportados anteriormente, también requirió un análisis en continuo de sus posibles efectos e incluso aplicar medidas extraordinarias de protección a la población. Así, en abril del 2013 ya se activó su plan de protección civil frente el incendio de una fábrica de pinturas que generó una gran nube negra y en septiembre del 2015 también hizo lo propio en el incendio de una planta de despiece de vehículos, llegando a establecer el confinamiento de población en función de la dirección del viento y los valores de la red de sensores medioambiental coordinadamente con los equipos de bomberos actuantes en la extinción.

lunes, 2 de mayo de 2016

A VUELTAS CON EL EXCESO DE INFORMACIÓN EN EMERGENCIAS

Hace un par de semanas publicabaun post reflexionando sobre la posibilidad de que un exceso de información en materia de riesgo graves y emergencias produjese un efecto de inseguridad en los ciudadanos. El argumento era el siguiente: cuando la información de riesgos graves y emergencias es excesiva y no se enfoca a las medidas de autoprotección el ciudadano se desvincula de su corresponsabilidad en materia de su propia seguridad.
Al hilo de este post podemos leer algunas reflexiones sobre la necesidad de una buena gestión de la información de emergencias, como las publicadas en el blog de Cecilia Marambio que comparto plenamente.

Quiero insistir sobre este aspecto, ya que me parece esencial en el diseño de unas buenas políticas públicas de seguridad.


Sensibilización en emergencias vs información corporativa

Uno de los principales factores que contribuye al exceso de información en materia de riesgos graves y emergencias es un gran volumen de información corporativa de los servicios públicos de emergencias ya que en no pocas ocasiones esta información acaba eclipsando la realmente crítica en emergencias, es decir, la de las medidas de autoprotección.

En esta cuestión los medios de comunicación juegan un papel crucial y no siempre lo hacen a favor de la sensibilización del ciudadano en su corresponsabilidad en su seguridad, ya que en general tiene más cobertura y difusión imágenes y datos de una actuación operativa que las propias medidas de autoprotección a aplicar por el ciudadano en cada caso. Asi, en ocasiones se da relevancia (cobertura periodística) a emergencias de menor efecto potencial sobre la población (menor riesgo) pero más espectaculares, con lo que indirectamente se contribuye a distorsionar la percepción objetiva de los riesgos por parte del ciudadano. A la vez, un exceso de esta información operativa puede generar en la sociedad la falsa creencia de que los servicios públicos de emergencia son suficientes para garantizar nuestra seguridad en toda situación, y que nuestra implicación como ciudadanos aplicando el principio de prevención es secundaria. No nos faltarían ejemplos para citar (en nevadas, en inundaciones, en incendios forestales, ..). 

Cierto es que estos datos (sobretodo los audiovisuales) también son de gran ayuda para transmitir los daños potenciales de los riesgos graves a los que nos exponemos. Asimismo, los servicios públicos de emergencia deben difundir su actividad operativa porque hacerlo forma parte de la estrategia de sensibilización del ciudadano puesto que “culturizarlo” respecto el papel de los servicios públicos de emergencia y de su carta de servicios puede ayudar a evitar daños. Por ejemplo, no todo el mundo es consciente de los tiempos de llegada de bomberos a un incendio de vivienda y puede poner en riesgo su vida innecesariamente intentando salir de su vivienda a través del humo o del fuego en vez de esperar unos minutos a su llegada para la extinción y salvamento si procede. 
Sin embargo, por los motivos ya citados, es necesario diferenciar la actuación de los gabinetes de prensa de los servicios públicos de emergencia de la información de las medidas de autoprotección que se emite des del ámbito competencial de protección civil, integrando la información de las actuaciones operativas en la estrategia general de difusión de las medidas de autoprotección del ciudadano y su corresponsabilidad en situaciones de riesgo grave y emergencia. 


Simulacros con y para la población

Una de las estrategias más importantes a desarrollar por parte de los servicios de protección civil para sensibilizar a la población son su implicación en los simulacros. Sin embargo, a menudo los simulacros organizados por protección civil no se enfocan a la implicación activa de los ciudadanos (o ni tan solo cuentan con su participación) y se focalizan exclusivamente en la práctica de las actuaciones operativas (que no deja de ser uno de los objetivos de los simulacros pero que puede practicarse al margen en ejercicios tácticos contextualizados) y en los aspectos de coordinación operativa y general.
Sin embargo, hay países donde los simulacros tienen como objetivo principal la práctica de las medidas de autoprotección por parte de los ciudadanos. Uno de los ejemplos a seguir es el macro simulacro sísmico el gran shakeout que anualmente organizan autoridades e instituciones estadounidenses (concretamente la FEMA y el USGS). En el año 2015 el registro web de participación alcanzó casi los 44 millones de ciudadanos, mayoritariamente estadounidenses, sobretodo de las estados más expuestos al riesgo sísmico, destacando que casi el 70% de los participantes eran centros educativos, que practicaron como protegerse en caso de terremoto.
Cartel de medidas de autoprotección del macro simulacro sísmico anual Shakeout de FEMA.
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En relación tanto a simulacros como a la información corporativa de los servicios públicos de emergencia, existe una casuística habitual que son las jornadas, ferias, exhibiciones, ..., de emergencias y protección civil. En ellas se exponen numerosos recursos de los servicios públicos y voluntariado de emergencias e incluso se realizan algunos ejercicios prácticos de exhibición con la asistencia de un gran volumen de ciudadanos en muchos casos. Sin embargo, y a pesar de un contexto altamente propicio, en pocas ocasiones se aprovecha para la sensibilización al ciudadano y sobretodo a los menores, desaprovechando una oportunidad estratégica para los objetivos de la protección civil. 


El reto de protección civil

Tal y como proponía en el anterior post, el reto de los servicios de protección civil de las diferentes administraciones públicas es conseguir que la información de riesgos graves y emergencias sea atractiva al ciudadano, traduciendo los datos e informaciones técnicas en mensajes que lleguen de forma fácil y efectiva a la población potencialmente expuesta a los diferentes riesgos graves. Infografías, vídeos y todo tipo de material audiovisual es uno de los principales recursos con que contamos. Existen ejemplos que han tenido gran repercusión y difusión como por ejemplo los consejos del Instituto Geográfico Nacional IGN frente a terremotos.
Consejos ante terremotos del Instituto Geográfico Nacional IGN

También, en el antes citado post del blog de Cecilia Marambio encontramos la reflexión de como enfocar los consejos de autoprotección hacia la protección de nuestros hijos puede ser una estrategia para hacer llegar al ciudadano estas medidas de forma más efectiva (además de la necesaria y pendiente educación escolar en la materia). 
En cualquier caso, deben explorarse los mecanismos que favorezcan dicha penetración del mensaje en el tejido social. Periodistas y sociólogos juegan aquí un papel crucial y necesario para ayudar a los servicios de protección civil.


Implicación del ciudadano en el diseño de la estrategia

Finalmente, una herramienta muy potente pero poco utilizada es la implicación de los propios ciudadanos en el diseño de las campañas de sensibilización. Esto es especialmente interesante en el caso de los colectivos más vulnerables: menores, gente mayor, dependientes y los sectores sociales más excluidos (como por ejemplo la inmigración de países pobres o culturalmente muy alejados de nuestra cartera de servicios públicos). Un proceso de abajo a arriba en el que el ciudadano nos manifieste cuales son sus necesidades frente al conocimiento de la autoprotección y como cree y/o quiere que se cubran facilitará el proceso de sensibilización. No deja de ser un ejemplo de gobernanza, uno de esos “palabros” que ya todos utilizamos pero que en pocas ocasiones aplicamos.

Tenemos trabajo por delante. Vamos a abordarlo entre todos para hacerlo posible.

miércoles, 20 de abril de 2016

LA PARADOJA DEL EXCESO DE INFORMACIÓN EN RIESGOS Y EMERGENCIAS

Derecho a la información y autoprotección

Las administraciones públicas tienen la obligación de informar a sus ciudadanos respecto los riesgos graves a los que están expuestos y las emergencias que les puedan afectar y especialmente de cómo actuar para protegerse. Dicha obligación no solo deriva de las previsiones normativas en materia de protección civil sino también del hecho indiscutible de que esta información salva vidas. Un ciudadano conocedor de las emergencias que le pueden afectar y de las medidas de autoprotección que deberá tomar en cada caso, es un ciudadano más protegido y por lo tanto más seguro que a su vez contribuye a mejorar la seguridad de su entorno.


Autoprotección: imagen de Andrew Suryono

Estas acciones de sensibilización a los ciudadanos por parte de los servicios de protección civil de las diferentes administraciones públicas competentes se han reforzado sustancialmente en los últimos años debido a dos factores principales:
  • La previsión en diferentes leyes de protección civil del derecho de los ciudadanos a ser informados, partiendo de la legislación autonómica más pionera, como el caso de la Ley 4/1997 de Protección Civil de Catalunya (artículo 4), y culminando recientemente con la Ley 17/2015 del Sistema Nacional de Protección Civil (artículo 6).
  •  La explosión de las nuevas tecnologías y la sociedad de la información y especialmente a partir de la universalización del acceso a internet, la aparición y crecimiento fulgurante de las redes sociales y el advenimiento de los teléfonos móviles y sus conocidas App.

La paradoja del exceso de información como factor de inseguridad

Es en este contexto en el que aparece la posible paradoja del exceso de información como factor de inseguridad en el ámbito de los riesgos graves y las emergencias. Este exceso de información en general y especialmente en las redes sociales se conoce como “infoxicación”, es decir, información tóxica o intoxicación por exceso de información.


Infoxicación. Fuente: Silvia Albert in Company

Recién estrenado el siglo XXI pocos hubiéramos imaginado que 15 años después nos encontraríamos con la necesidad de analizar si existe un exceso de información al ciudadano en la materia de protección civil. Entonces el debate era el contrario: ¿Cómo abrir la información de los riesgos graves y las emergencias al ciudadano? Incluso había quien se cuestionaba si realmente era necesario. Por suerte el debate se resolvió a favor de la abertura informativa e incluso se ha avanzado un paso más allá y actualmente el ciudadano ya no es un elemento pasivo al que alimentamos desde las administraciones públicas de una información previamente seleccionada sino que es un sujeto activo que decide los datos que son de su interés y cuestiona las informaciones que recibe.

Es precisamente este ciudadano activo el que detecta y hace aflorar la paradoja del exceso de información como factor de inseguridad, es decir, quien en su papel activo y gracias a las redes sociales muestra su queja respecto el exceso de información. Ciertamente, en el momento actual existe un volumen excesivo de información sobre riesgos graves y emergencias y que en muchas ocasiones no está procesada sino que simplemente se publica con la esperanza de que el ciudadano la consuma lo que conlleva lo siguiente:
  • La información no procesada no está adaptada al objetivo que se persigue lo que supone que no es de fácil consumo y conlleva al desinterés del ciudadano.
  • El exceso de información supone una trivialización de la materia de emergencias a la vez que desorienta al ciudadano ante el exceso de interlocutores y datos, lo que deriva finalmente en su incapacidad de percibir objetivamente el riesgo.
Ambas consecuencias anteriores llevan a mayor inseguridad de los ciudadanos ya que no se alcanzará el conocimiento de las medidas de autoprotección sino todo lo contrario: el ciudadano dejará de percibir que es corresponsable de su seguridad ante los riesgos graves y las emergencias.

Niveles de información: adaptación al receptor

Parece claro que el objetivo de unos ciudadanos formados en autoprotección frente a riesgos graves y emergencias no pasa porque las administraciones públicas lancen  al ciberespacio el mayor número de información y datos posibles relacionados con la materia, sino los esencialmente necesarios para permitir a los ciudadanos entender porque y como debe actuar de forma concreta para evitar quedar afectado.

Aquí reside la verdadera especialización de los servicios públicos de protección civil, que deben ser capaces de sintetizar todo el conocimiento técnico que gira entorno a los riesgos graves y las emergencias y traducirlo en mensajes e ideas que el ciudadano pueda digerir de la forma más efectiva posible. Incluso, es necesario poder establecer diferentes niveles de información que faciliten al ciudadano profundizar en el conocimiento de los riesgos graves y las emergencias a medida que sean de su mayor interés. Igualmente, hay que poder diferenciar los niveles de información en función de las responsabilidades del receptor.
Finalmente, nada tienen que ver estas reflexiones con la necesidad de que los servicios públicos de protección civil, los de autoprotección y el voluntariado de protección civil, los tres pilares del sistema de protección civil, sean cada vez más conocedores de los riesgos graves en el máximo detalle posible con iniciativas tecnológicas que faciliten el acceso a esta información. En este caso el debate es otro muy diferente: procesar la información para un acceso ágil en tiempo real. Algunas iniciativas al respecto, muy prometedoras, ya están en marcha.

Nota: si te interesó, puedes leer la segunda parte de este post http://emergenciasproteccioncivil.blogspot.com/2016/05/a-vueltas-con-el-exceso-de-informacion.html

viernes, 11 de marzo de 2016

EL INCREMENTO DEL VOLUNTARIADO DE PROTECCIÓ CIVIL

En relación al último post en el que a modo de homenaje al voluntariado de protección civil recogía algunas reflexiones sobre su importancia y lo que pueden aportar al sistema de protección civil, resulta interesante recoger aquí el reciente post del blog del sr. Javier Larrea (de nombre emergente112 en las redes sociales). Bajo el título “más voluntarios de protección civil”, el sr. Larrea reflexiona sobre los motivos del importante crecimiento del número de voluntarios de protección civil y lo compara con la tendencia en el voluntariado en otros servicios de emergencia, en especial los de extinción de incendios y salvamentos (bomberos).

Al respecto del repunte reciente del número de voluntarios de protección civil, estos son los datos de la evolución del número de asociaciones de voluntarios de protección civil inscritas en el registro oficial del Departament de Interior de Catalunya (por lo tanto, oficiales), así como de voluntarios de protección civil que forman parte de estas asociaciones y han sido debidamente nombrados por sus ayuntamientos e inscritos en el registro antes citado.


Marzo 2013
Marzo 2014
Marzo 2015
Marzo 2016
Asocaciones registradas
62
78
90
106
Voluntarios registrados
667
881
1060
1262

Fuente: notas de prensa de la Dirección General de Protección Civil de la Generalitat


Es notorio el importante crecimiento en los últimos años, doblando el número de voluntarios en 3 años, e incrementando en más del 70% el número de asociaciones.
Este crecimiento del voluntariado de protección civil en Catalunya en los últimos cuatro años es muy superior al de años anteriores como puede observarse en la gráfica siguiente: 
 

 Fuente: Listado de asociaciones registradas de la Dirección General de Protección Civil de la Generalitat


La aceleración de los últimos cuatro años es fruto, en gran parte, de las acciones de difusión realizadas por la Dirección General de Protección Civil de la Generalitat trasladando a los ayuntamientos el papel del voluntariado de protección civil y facilitando la creación de nuevas asociaciones e incrementando la oferta del curso básico, requisito indispensable para la condición de voluntario de protección civil. También, se ha intensificado la labor de concienciación de la necesidad de que las asociaciones de voluntarios de protección civil completen la inscripción el registro para actuar dentro del marco normativo y no al margen del mismo, con las consecuencias que ello supone.

Más allá de que este crecimiento sea necesario y beneficioso en términos generales, el sistema debe tener capacidad para absorber la incorporación de nuevas asociaciones y voluntarios de protección civil. Ello conlleva que se creen nuevas asociaciones donde realmente sean necesarias y con unos objetivos concretos definidos por los ayuntamientos a los que se vinculan, del mismo modo que el crecimiento de las asociaciones  existentes, en número de voluntarios de protección civil formados, nombrados y registrados, debe ser siempre consecuencia de una demanda real de servicio por parte del ayuntamiento. Si no es así, si no se crece bajo parámetros reales de demanda y necesidad, además de haber realizado una inversión sin retorno directo en forma de beneficio para la seguridad del ciudadano, existe un riesgo importante de que el conjunto se desestabilice y colapse el modelo de voluntariado de protección civil, e incluso, serían previsibles efectos sobre los otros servicios que integran el sistema de protección civil.


Por lo tanto, el reto en relación al voluntariado de protección civil es sin duda definir y dirigir los esfuerzos hacia las necesidades reales. En Catalunya ya hemos empezado a poner las bases de esta ordenación, definiendo criterios técnicos de las actuaciones que debe realizar el voluntariado de protección civil. Estos criterios fueron informados favorablemente por la Comisión de Protección Civil de Catalunya en el 2015 y están en fase de implantación. 

sábado, 5 de marzo de 2016

VOLUNTARIADO DE PROTECCIÓN CIVIL: HACIA UN MODELO DE FUTURO

El pasado 5 de marzo se celebró en la ciudad de Lleida el Día del Voluntariado de Protección Civil de Cataluña organizado por la Dirección General de Protección Civil de la Generalitat de Catalunya conjuntamente con el Ayuntamiento de Lleida.
El acto se celebra siempre en torno al día 1 de marzo que es el Día Mundial de la Defensa Civil creado en 1990 por la organización internacional de la defensa civil (ICDO en inglés). Es la fecha que escogió en su momento la Federación de Asociaciones de Voluntarios de Protección Civil de Catalunya y a la que se sumó la Dirección General de Protección Civil cuando el año 2013 se quiso añadir a la celebración. Hay otras fechas que podrían servir de referencia, como el 5 de diciembre fecha en que las Naciones Unidas celebran el Día Internacional de los Voluntarios (para el Desarrollo Económico y Social, para ser exactos). Sin embargo, más allá de la fecha de referencia, se trata simplemente de dedicar un día a poner en valor la tarea del voluntariado de protección civil.

Foto de familia del Día del Voluntariado de Protección Civil 2016 - Fuente: Dirección General de Protección Civil


Por motivos personales no pude participar del acto como tenía previsto y deseaba pero sí he podido preparar mi homenaje particular a los voluntarios de protección civil a través de estas líneas en forma de reflexión.


Hay muchas razones para la defensa de la existencia del voluntariado de protección civil. La primera y que nos obliga en todos es que la legislación reconoce el derecho de los ciudadanos a colaborar de forma regular en materia de protección civil a través del voluntariado de protección civil. Pero evidentemente hay otros motivos, técnicos y estratégicos, que hace que muchos pensemos que la existencia del voluntariado de protección civil es un beneficio directo para<A[para|por]> la sociedad y supone un incremento de la seguridad de los ciudadanos a través de una mayor protección en situaciones de riesgo grave.

Uno de estos motivos más relevantes es la función de prevención que el voluntariado de protección civil desarrolla. Aunque la prevención es una de las funciones que la legislación encarga al sistema de protección civil y una de las mejores inversiones que los poderes públicos pueden realizar en materia de seguridad y emergencias, los servicios públicos tienen una orientación reactiva, hacia la intervención, en gran parte porque al final del proceso de gestión del riesgo hay que garantizar la capacidad de intervenir frente a la emergencia. Así pues, el espacio descubierto respecto a la prevención queda cubierto por el voluntariado de protección civil dotando de estabilidad al sistema de protección civil a través de dos actuaciones genéricas principales: los dispositivos de seguridad que despliegan preventivamente especialmente en acontecimientos o actividades de riesgo por<A[por|para]> la presencia de múltiple concurrencia (rúas, correfuegos, fiestas mayores...) y las campañas de sensibilización que realizan en las diferentes épocas de riesgo o por<A[por|para]> riesgos específicos de su territorio.

El voluntariado de protección civil también tiene su papel en el momento de la emergencia. Dado que los recursos públicos son limitados, los servicios públicos priorizan su intervención hacia las actuaciones más críticas, es decir, la protección de las víctimas y la contención del elemento de daño o foco generador del riesgo dejando en un segundo término la atención al resto de la población afectada de forma directa o indirecta. Por lo tanto, existe un ámbito de actuación del voluntariado de protección civil complementario a los servicios públicos al lado de la población afectada por la emergencia (informando a la población cercana a un incendio forestal, por ejemplo). Al mismo tiempo, las actuaciones logísticas en episodios de riesgo grave o emergencia son un ámbito en lo que los servicios públicos no pueden responder en su globalidad dada la gran demanda que se llega a producir tanto en simultaneidad como en extensión geográfica. El voluntariado de protección civil también da una respuesta en este ámbito logístico tanto en necesidades de los operativos (por ejemplo, facilitando una carpa o iluminación) como en afectaciones a los municipios (por ejemplo, retirando árboles u otros objetos caídos por<A[por|para]> vientos fuertes).

Para estas funciones juega un papel esencial la vinculación del voluntariado de protección civil al ámbito municipal (lo cual no supone obligatoriamente la dependencia municipal pero sí la vocación municipal en primera instancia). Esta es una característica muy valiosa del voluntariado de protección civil y que los servicios públicos de la Generalitat no pueden tener por su adscripción a una administración con competencias en toda Catalunya.


Es por<A[por|para]> todo ello que el voluntariado de protección civil tiene futuro en el marco de un modelo que deberá permitir el desarrollo de las funciones antes descritas de la mejor manera posible, sobre todo respecto la dependencia administrativa y la coordinación general, que ha de ser objeto de análisis y mejora. Por su parte, la Dirección General de Protección Civil ya ha empezado a poner las bases con el anuncio hoy por parte del director general del inicio del proyecto de cesión de dos emisoras de la red de telecomunicaciones de emergencia de Catalunya RESCAT a cada una de las asociaciones de voluntarios de protección civil legalizadas, para el refuerzo de las comunicaciones con el CECAT y por lo tanto la capacidad de coordinación de Protección Civil de la Generalitat de Catalunya en episodios de riesgo grave o emergencia.

Foto de familia del Día del Voluntariado de Protección Civil 2015 - Fuente: Dirección General de Protección Civil

Y todo esto hecho por ciudadanos que de forma altruista quieren colaborar con los servicios públicos para<A[por|para]> la mejora de la seguridad y protección de sus conciudadanos frente los riesgos graves y las emergencias, es decir, por voluntarios de protección civil. 

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