martes, 10 de noviembre de 2015

SOMETERSE AL RIESGO: EVITAR EMERGENCIAS INGESTIONABLES

"Nunca pasa nada hasta que pasa". Esta frase forma parte de mi ADN como del de muchos profesionales del ámbito de la seguridad y las emergencias. He crecido escuchándola numerosas veces y siendo consciente de su trascendencia ya que detrás de esta frase se encuentra una realidad implacable: la capacidad real de gestionar una emergencia tiene límites y por lo tanto existen situaciones potencialmente ingestionables. Por eso, en los casos en que como técnico de protección civil he tenido que enfrentarme a determinadas decisiones siempre lo he tenido claro: frente a los riesgos graves no todo vale ni todo es posible ya que el riesgo asumible tiene un límite al que hay que someterse sin solución de continuidad

Las emergencias potencialmente no gestionables
Y es que el papel lo aguanta todo pero la práctica real no y así, frente a determinadas situaciones de exposición a riesgos graves, el sistema de protección civil y emergencias no podrá proteger a los ciudadanos, ya sea por la intensidad de los riesgos a los que se exponen, por la proximidad (física y temporal) al foco del riesgo (emergencia), o por la especial vulnerabilidad (probabilidad de sufrir daños) de una parte de esos ciudadanos expuestos al riesgo. Esta incapacidad de protección a los ciudadanos se producirá incluso en la situación más favorable en que se pueda hacer uso de las mejores tecnologías disponibles y se actúe con máxima perfección. Además, en muchos de estos casos de potencial incapacidad de protección efectiva a los ciudadanos, los servicios de emergencia actuantes, especialmente los equipos de extinción de incendios y salvamentos y por lo tanto básicamente los bomberos, quedarán expuestos a niveles de riesgo elevados que podrán poner en peligro su integridad física cuando deban responder a la emergencia y proteger a la población.

El principio ALARP
Y es que incluso, estando en niveles de riesgo inferiores al valor límite del considerado gestionable y aceptable, existe la obligación de reducir el riesgo tanto como sea razonablemente posible hasta llegar a valores negligibles y por lo tanto absolutamente tolerables. Es lo que se conoce bajo el acrónimo inglés de ALARP: "As Low As Reasonably Practicable". Ese esfuerzo de reducción del riesgo pasa a ser una obligación cuando nos situamos e identificamos situaciones de riesgo claramente ingestionables.

Mapas de protección civil: información cartográfica de riesgos graves
Actualmente disponemos de un gran nivel de información, tanto en cantidad como en calidad, de los riesgos graves que nos rodean y por lo tanto de las emergencias que nos pueden afectar, en función de nuestra zona de residencia, ámbito laboral, lugar de vacaciones, etc.
Un ejemplo es el visor web del Mapa de Protección Civil de Catalunya que ofrece toda la información cartográfica disponible sobre riesgos graves en Catalunya, del riesgo químico al de incendios forestales pasando por una larga lista. El Mapa fue aprobado por el Gobierno de la Generalitat en el año 2010 dando respuesta a la previsión de la Ley de Protección Civil de Catalunya del año 1997. El Mapa enlaza directamente con el derecho del ciudadano a conocer los riesgos graves que le pueden afectar, siendo este un derecho recogido en la misma Ley de Protección Civil. Otros muchos gobiernos a nivel estatal y europeo publican mapas similares donde consultar los datos de los riesgos graves.
Imagen de zona inundable del Mapa de Protección Civil de Catalunya

Prevención de riesgos graves y urbanismo 
Esta disponibilidad de información sobre los riesgos graves nos permite ser corresponsables de nuestra propia seguridad decidiendo de forma activa que asumimos y qué no, hecho que por otra parte es nuestra obligación. No hay pues excusa para en el momento de adquirir una vivienda no ser consciente de si está o no dentro de una zona de riesgo químico, inundable, sísmico, etc, y en qué nivel o intensidad, para acto seguido estar preparados para hacer frente a las emergencias que nos puedan afectar, es decir, para aplicar el principio de la autoprotección.
Del mismo modo, el urbanismo y la planificación territorial general no puede argumentar desconocimiento de los riesgos graves ya que ahora está disponible en formato digital e incluso en formatos de open data, de wms (web map services), etc. Ello permite que antes de iniciar tanto los grandes proyectos urbanísticos como los simples proyectos de actividad, se esté en condiciones de conocer si se generará o no unos niveles de riesgo que den lugar a emergencias potencialmente ingestionables y se deba cumplir con una obligación, que más allá de legal, es también moral. De la praxis del urbanismo y la ordenación territorial respecto los riesgos graves dependerán en gran parte los niveles de seguridad de los ciudadanos.
Esquema de decisión para la aceptación de nuevas condiciones de riesgos.
Revista Catalana de Seguridad Pública. Número 26.

En definitiva, la información de los riesgos graves está en estos momentos ampliamente disponible y por ello, actualmente la única incógnita de la ecuación de la prevención en materia de emergencias ha pasado a ser si el riesgo al que nos sometemos es o no asumible y aceptable. Ahí radica la verdadera importancia de disponer de la información de los riesgos graves, ya que la asunción de los niveles de riesgo es una decisión individual, sea como ciudadanos, como entidades privadas o, evidentemente, como administraciones públicas competentes en materia de seguridad. Sin embargo
, puede ocurrir que nuestra arrogancia como grandes transformadores del medio nos impida comprender que no siempre podemos someter a nuestra voluntad a los riesgos graves, sean naturales o tecnológicos. En este caso de miopía galopante, toda información y advertencia será poca para evitar futuras tragedias que podrían haberse evitado con la simple consulta de los niveles de riesgo en un mapa web de protección civil.

En el informe de investigación " Prevención de los riesgos graves en la ordenación territorial y el urbanismo como requisito para la gestión de las emergencias colectivas" publicado en la edición número 26, de marzo de 2013, de la Revista Catalana de Seguridad Pública (Instituto de Seguridad Pública de Catalunya), puede profundizarse sobre estos aspectos. 

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