sábado, 28 de noviembre de 2015

IMPULSANDO LA ATENCIÓN PSICOSOCIAL EN GRANDES EMERGENCIAS

Nuevas necesidades de la población en emergencias: nuevos servicios
La visión clásica de la respuesta a las emergencias graves y a las catástrofes ha quedado desfasada ya que se ha visto superada por las necesidades actuales de la población.
Del análisis de las grandes emergencias de finales del siglo XX y principios del XXI ha surgido, entre otras lecciones aprendidas, la necesidad de que la respuesta de los equipos de emergencia se amplíe a la protección de todos los afectados garantizándoles una respuesta integral. En este concepto de afectados deben incluirse:
- todas aquellas personas que se han visto expuestas a la emergencia por haber estado en la zona de afectación o por haber sufrido medidas excepcionales de emergencia (evacuación o confinamiento), y
- el entorno social más directo de las víctimas graves. 
Esta protección debe desarrollarse en diferentes espacios físicos de la emergencia, destacando los centros de acogida de población, los espacios habilitados para la información general y para la atención a los familiares de las víctimas (incluidas las líneas telefónicas) y los espacios forenses y de toma de datos antemortem. Además, debe hacerse con equipos especializados en este tipo de respuesta.

La atención psicosocial a los afectados de una emergencia
Uno de las actuaciones críticas para una correcta protección y atención integral a los afectados de una emergencia es la asistencia psicosocial tanto a las víctimas como a su entorno directo (familiares, amigos y ámbito laboral, en este orden de prioridad). Esta respuesta es especialmente crítica cuando se producen víctimas mortales y el número es elevado o el contexto es especialmente sensible (menores de edad, núcleos familiares o agravantes contextuales). Se trata de proporcionarles una asistencia integral que de respuesta a todas sus necesidades que irán surgiendo a lo largo de la fase aguda y que se dividen por una parte en los aspectos más sociales y prácticos (orientación, consultas, información, trámites, ...) y por otra parte en el soporte emocional y acompañamiento en el duelo que sirva para minimizar el daño psicológico posterior. 
En definitiva se trata de que os afectados se vean acompañados en todo momento por las administraciones públicas a través de equipos de emergencia especializados en esta función hasta la recuperación de la normalidad, y que este retorno sea lo más rápido posible pero a la vez con todas las garantías de cobertura de necesidades
Este acompañamiento tiene una duración superior a la fase aguda clásica, ya que en el caso de múltiples víctimas puede alargarse días o ser necesario necesitar reactivar la respuesta semanas después en momentos críticos puntuales, sobretodo si se requiere la repatriación de los restos mortales.
Equipos psicosociales en siniestro de Germanwings (agencia EFE)

Especialización de la asistencia psicosocial
La atención psicosocial a los afectados por una gran emergencia o catástrofe, en los términos antes indicados, requiere de equipos especializados para esta función. Dada la doble componente "psico" y "social" de la atención a los afectados se requiere la participación de trabajadores sociales y de psicólogos. Además de su formación de base, estos equipos deben prepararse específicamente para la respuesta a situaciones de emergencia grave o catástrofe, conociendo previamente el funcionamiento del sistema de protección civil así como el contexto y necesidades específicas de estas grandes emergencias sobretodo cuando hay múltiples víctimas.
Para esta asistencia psicosocial las diferentes administraciones públicas, normalmente a través de sus órganos de protección civil, se han dotado de recursos específicos que responden a diferentes modelos pero que generalmente utilizan medios humanos de organizaciones externas. En algunos casos se ha previsto únicamente psicólogos, caso en que la vertiente de trabajo social quedará desatendida.  Del mismo modo, en los casos en que solo se disponga de equipos de trabajadores sociales, pueden quedar sin cobertura las necesidades de los afectados que entren en el ámbito sanitario de los psicólogos. 
Para garantizar la coordinación entre ambas componentes psicosociales es esencial la división de funciones, aunque no siempre es fácil porque presenta muchos elementos de interfase. Una posible simplificación en la distribución de funciones es que las acciones que comporten diagnóstico y tratamiento del daño o la víctima se realice a través de los psicólogos (grupo sanitario) mientras que el resto se realice por los trabajadores sociales (grupo logístico).
Además, todos los intervinientes de emergencia en general deben tener unas nociones básicas para evitar actuaciones o comportamientos que puedan perjudicar a los afectados.


El modelo de asistencia psicosocial en Catalunya
En Catalunya la respuesta está prevista a través de los trabajadores sociales del equipo de emergencias del Colegio Oficial de Trabajo Social de Catalunya, que activa y coordina directamente Protección Civil de la Generalitat de Catalunya en virtud de un convenio de colaboración y coordinación vigente. 
Trabajadores Sociales en siniestro de Germanwings (Colegio Oficial Trabajo Social CAT) 

A su función se añade de forma coordinada y como complemento necesario la de los psicólogos del Sistema de Emergencias Médicas (SEM) de la Generalitat de Catalunya.
Emergencias Médicas de Catalunya (sem.gencat.cat)

El trabajo de estos equipos se complementa con el de la ERIE (Equipo de Repuesta Immediata a Emergencias) psisocial de Cruz Roja Catalunya que son equipos mixtos de psicólogos y trabajadores sociales también coordinados por Protección Civil de la Generalitat de Catalunya
Equipo mixto en siniestro de Germanwings (www.ara.cat)

El caso del Ayuntamiento de Barcelona debe destacarse por cuanto la respuesta se realiza a través del Centro de Urgencias y Emergencias Sociales de Barcelona (CUESB) que es un recurso interno de la administración municipal, a diferencia de la mayoría de administraciones públicas donde la respuesta se da a través de recursos externos (disponibles a través de contratos o convenios con organizaciones concretas). 
CUESB en Barcelona 2015 (agencia EFE)


En resumen
La atención psicosocial a los afectados por una gran emergencia se ha consolidado como una necesidad que hay que afrontar des de los poderes públicos. Con toda certeza se implantarán servicios específicos en los órganos de protección civil de todas nuestras principales administraciones públicas de manera que pasará a ser un elemento esencial más, de ordinario, de los servicios públicos que responden a emergencias. Estos servicios especializados están ayudando ya en estos momentos allí donde actúan, a disminuir el impacto de las emergencias sobre la población afectada, a facilitar su retorno a la normalidad, a minimizar el daño psicológico posterior y al fin y al cabo a mejorar el servicio al ciudadano en caso de una emergencia grave. 

Entre las activaciones más importantes de equipos de atención psicosocial durante el 2015, destaca la atención a los familiares de las víctimas del siniestro aéreo de la compañía Germanwings en los Alpes franceses que Protección Civil de la Generalitat de Catalunya desarrolló durante semanas en todos los ámbitos donde fue necesario des del primer instante. Los equipos se reactivaron posteriormente en respuesta a diferentes momentos que requerían retomar la atención a los familiares. 

sábado, 21 de noviembre de 2015

PREPARADOS ANTE EL RIESGO QUÍMICO

Los accidentes graves en instalaciones industriales que manipulan sustancias químicas peligrosas o durante el transporte de las mismas son actualmente poco probables y por lo tanto es poco habitual que se produzcan grandes emergencias químicas. Sin embargo, el riesgo químico es uno de los que más preocupa a los ciudadanos cuando se aborda su sensibilización (qué puede pasar y cómo actuar). Seguramente es fruto de la incertidumbre que de forma general suscitan los riesgos de origen industrial por su complejidad, en contraposición a los riesgos naturales. El desconocimiento del elemento que genera el riesgo (sustancias químicas) y de su comportamiento previsible son seguramente los principales factores que generan esta incertidumbre. Un ejemplo de este hecho es como cada vez que se produce un accidente industrial de poca relevancia se genera gran preocupación entre la población y los medios de comunicación.

Prevención del riesgo químico
Debemos recordar que la normativa europea para la prevención de accidentes graves en instalaciones industriales que manipulan sustancias peligrosas surge en el año 1996 consecuencia de algunos accidentes graves que se producen en Europa y otros ámbitos internacionales, sobretodo el caso de la ciudad italiana de Seveso y el de Bhopal en la India, ambos con numerosas víctimas consecuencia de fugas y nubes tóxicas en los años 70 y 80 respectivamente. Es precisamente el caso de Seveso el que da nombre a toda esta normativa en el ámbito europeo: Directiva Seveso. A partir de la entrada en vigor de la normativa Seveso en España en el año 1999, los estándares de seguridad se han ido incrementando progresivamente hasta llegar a los niveles actuales que nos permiten tener un balance positivo de accidentalidad en industrias de riesgo químico. Es cierto que esta situación de seguridad se da especialmente en las industrias químicas de mayor volumen y no tanto en las de menor tamaño, pero es en estas grandes instalaciones donde la potencialidad de una emergencia química es superior y por lo tanto donde más necesaria es la prevención.

Preparar la población para la autoprotección en emergencias químicas
La preparación de la población para hacer frente al riesgo químico y a una posible emergencia consecuencia de un accidente es esencial, debido a sus características: las emergencias químicas presentan una gran celeridad en la afectación a la población en todas sus variantes, incendio,explosión o toxicidad, aunque la mayor afectación es en el caso de nubes tóxicas ya que pueden alcanzar distancias importantes según las condiciones que se den.


Así pues, los tiempos de reacción en emergencia química son críticos y la respuesta del sistema de protección civil debe ser lo más rápida posible aplicando un principio de prevención y de reacción temprana. Por este mismo motivo, los órganos de protección civil se han dotado desde hace años de elementos que permitan alertar a la población de forma urgente y masiva en caso de emergencia química. Esos elementos son esencialmente las sirenas de alerta química, instaladas en las zonas de mayor riesgo, a las que se suma desde hace muy poco el uso de App para teléfonos móviles para el envío de mensajes de alerta geolocalizados. 


Estas herramientas deben implantarse entre la población expuesta al riesgo para que su conocimiento sea lo más amplio posible y concretamente para que se interiorice la medida de autoprotección básica en este caso que es el confinamiento inmediato (encerrarse en un edificio evitando la entrada de aire del exterior cerrando puertas y ventanas y desconectando los sistemas de climatización o renovación de aire).
Por este motivo Protección Civil de la Generalitat de Catalunya realizó el pasado jueves 19 de noviembre el simulacro semestral de activación de las sirenas de riesgo químico. Como en otras ocasiones, 2 veces al año desdel 2011, las 84 sirenas de riesgo químico de Catalunya se activaron de forma programada durante la mañana a lo largo de casi 3 horas y también se enviaron mensajes geolocalizados con la App de alertas de protección civil. En esta ocasión, además de la práctica habitual de confinamiento de los centros educativos en zonas de riesgo aprovechando la activación de las sirenas, también se confinó una zona urbana del municipio de El Prat de Llobregat contigua a la zona industrial de la ciudad de Barcelona.


Corolario
La preparación de la población frente al riesgo químico es esencial y se suma a otros elementos públicos de seguridad como son el conocimiento detallado desdel sistema de protección civil de las industrias de riesgo químico afectadas por la normativa europea de prevención de accidentes graves o la existencia de recursos operativos específicamente habilitados para responder a una emergencia química (bomberos, sanitarios y protección civil).
Aprovecho el post para dejaros el enlace al sonido de la alerta química para el confinamiento general de la población  y el acceso a toda la información sobre el riesgo químico en la página web deProtección Civil de la Generalitat de Catalunya 

martes, 10 de noviembre de 2015

SOMETERSE AL RIESGO: EVITAR EMERGENCIAS INGESTIONABLES

"Nunca pasa nada hasta que pasa". Esta frase forma parte de mi ADN como del de muchos profesionales del ámbito de la seguridad y las emergencias. He crecido escuchándola numerosas veces y siendo consciente de su trascendencia ya que detrás de esta frase se encuentra una realidad implacable: la capacidad real de gestionar una emergencia tiene límites y por lo tanto existen situaciones potencialmente ingestionables. Por eso, en los casos en que como técnico de protección civil he tenido que enfrentarme a determinadas decisiones siempre lo he tenido claro: frente a los riesgos graves no todo vale ni todo es posible ya que el riesgo asumible tiene un límite al que hay que someterse sin solución de continuidad

Las emergencias potencialmente no gestionables
Y es que el papel lo aguanta todo pero la práctica real no y así, frente a determinadas situaciones de exposición a riesgos graves, el sistema de protección civil y emergencias no podrá proteger a los ciudadanos, ya sea por la intensidad de los riesgos a los que se exponen, por la proximidad (física y temporal) al foco del riesgo (emergencia), o por la especial vulnerabilidad (probabilidad de sufrir daños) de una parte de esos ciudadanos expuestos al riesgo. Esta incapacidad de protección a los ciudadanos se producirá incluso en la situación más favorable en que se pueda hacer uso de las mejores tecnologías disponibles y se actúe con máxima perfección. Además, en muchos de estos casos de potencial incapacidad de protección efectiva a los ciudadanos, los servicios de emergencia actuantes, especialmente los equipos de extinción de incendios y salvamentos y por lo tanto básicamente los bomberos, quedarán expuestos a niveles de riesgo elevados que podrán poner en peligro su integridad física cuando deban responder a la emergencia y proteger a la población.

El principio ALARP
Y es que incluso, estando en niveles de riesgo inferiores al valor límite del considerado gestionable y aceptable, existe la obligación de reducir el riesgo tanto como sea razonablemente posible hasta llegar a valores negligibles y por lo tanto absolutamente tolerables. Es lo que se conoce bajo el acrónimo inglés de ALARP: "As Low As Reasonably Practicable". Ese esfuerzo de reducción del riesgo pasa a ser una obligación cuando nos situamos e identificamos situaciones de riesgo claramente ingestionables.

Mapas de protección civil: información cartográfica de riesgos graves
Actualmente disponemos de un gran nivel de información, tanto en cantidad como en calidad, de los riesgos graves que nos rodean y por lo tanto de las emergencias que nos pueden afectar, en función de nuestra zona de residencia, ámbito laboral, lugar de vacaciones, etc.
Un ejemplo es el visor web del Mapa de Protección Civil de Catalunya que ofrece toda la información cartográfica disponible sobre riesgos graves en Catalunya, del riesgo químico al de incendios forestales pasando por una larga lista. El Mapa fue aprobado por el Gobierno de la Generalitat en el año 2010 dando respuesta a la previsión de la Ley de Protección Civil de Catalunya del año 1997. El Mapa enlaza directamente con el derecho del ciudadano a conocer los riesgos graves que le pueden afectar, siendo este un derecho recogido en la misma Ley de Protección Civil. Otros muchos gobiernos a nivel estatal y europeo publican mapas similares donde consultar los datos de los riesgos graves.
Imagen de zona inundable del Mapa de Protección Civil de Catalunya

Prevención de riesgos graves y urbanismo 
Esta disponibilidad de información sobre los riesgos graves nos permite ser corresponsables de nuestra propia seguridad decidiendo de forma activa que asumimos y qué no, hecho que por otra parte es nuestra obligación. No hay pues excusa para en el momento de adquirir una vivienda no ser consciente de si está o no dentro de una zona de riesgo químico, inundable, sísmico, etc, y en qué nivel o intensidad, para acto seguido estar preparados para hacer frente a las emergencias que nos puedan afectar, es decir, para aplicar el principio de la autoprotección.
Del mismo modo, el urbanismo y la planificación territorial general no puede argumentar desconocimiento de los riesgos graves ya que ahora está disponible en formato digital e incluso en formatos de open data, de wms (web map services), etc. Ello permite que antes de iniciar tanto los grandes proyectos urbanísticos como los simples proyectos de actividad, se esté en condiciones de conocer si se generará o no unos niveles de riesgo que den lugar a emergencias potencialmente ingestionables y se deba cumplir con una obligación, que más allá de legal, es también moral. De la praxis del urbanismo y la ordenación territorial respecto los riesgos graves dependerán en gran parte los niveles de seguridad de los ciudadanos.
Esquema de decisión para la aceptación de nuevas condiciones de riesgos.
Revista Catalana de Seguridad Pública. Número 26.

En definitiva, la información de los riesgos graves está en estos momentos ampliamente disponible y por ello, actualmente la única incógnita de la ecuación de la prevención en materia de emergencias ha pasado a ser si el riesgo al que nos sometemos es o no asumible y aceptable. Ahí radica la verdadera importancia de disponer de la información de los riesgos graves, ya que la asunción de los niveles de riesgo es una decisión individual, sea como ciudadanos, como entidades privadas o, evidentemente, como administraciones públicas competentes en materia de seguridad. Sin embargo
, puede ocurrir que nuestra arrogancia como grandes transformadores del medio nos impida comprender que no siempre podemos someter a nuestra voluntad a los riesgos graves, sean naturales o tecnológicos. En este caso de miopía galopante, toda información y advertencia será poca para evitar futuras tragedias que podrían haberse evitado con la simple consulta de los niveles de riesgo en un mapa web de protección civil.

En el informe de investigación " Prevención de los riesgos graves en la ordenación territorial y el urbanismo como requisito para la gestión de las emergencias colectivas" publicado en la edición número 26, de marzo de 2013, de la Revista Catalana de Seguridad Pública (Instituto de Seguridad Pública de Catalunya), puede profundizarse sobre estos aspectos. 

sábado, 7 de noviembre de 2015

AFIANZANDO LOS SERVICIOS DE PROTECCIÓN CIVIL

Durante mucho tiempo me han preguntado aquello de "¿pero exactamente qué hacéis en protección civil?" "¿pero protección civil no es lo de los voluntarios?" "¿y eso no es lo de los bomberos?" Años dando respuesta a estas preguntas para explicar el trabajo de los servicios públicos de protección civil me ha permitido perfeccionar el discurso, cosa que agradezco ya que me ha servido para esquematizar e interiorizar nuestra misión y funciones. Por fortuna, nuestra labor es cada vez más conocida y actualmente las preguntas se centran en aspectos concretos que demuestran un mayor conocimiento de nuestra función: cómo realizamos los avisos y alertas, cómo se coordina la respuesta a una gran emergencia o quién atiende a las familias de las víctimas.

Este mayor conocimiento de la función de los servicios públicos de protección civil facilita nuestro trabajo con los ciudadanos, a quienes debemos proteger de los riesgos graves y las emergencias. Además, dado que este mayor conocimiento del sistema se extiende a toda la sociedad en general, cada vez es más efectivo el trabajo con el sector privado y con las instituciones públicas y sus autoridades, imprescindibles para la protección de los ciudadanos. 
A pesar de este escenario actualmente más favorable, reconozco que de vez en cuando todavía es necesario justificar nuestra existencia profesional frente a quienes, fruto del desconocimiento de nuestra función, todavía pretenden diluirnos en alguno de los servicios que integran el sistema de protección civil, ya sean bomberos, sanitarios o 112, en un ejercicio de simplismo impropio del análisis de las amenazas y necesidades a las que se enfrenta la sociedad actual. Curiosamente, esta dificultad de comprensión de las funciones del servicio de protección civil siempre desaparece en el momento de una emergencia y sobretodo del análisis de la respuesta de los poderes públicos. Es entonces cuando más evidente se muestra la necesidad de disponer de un servicio público de protección civil y más claras parecen sus funciones y especialización. Por desgracia, son esos momentos y no antes cuando los servicios públicos de protección civil se afianzan.

A pesar de todo, los servicios públicos de protección civil han sido y son imprescindibles dentro del sistema de protección civil y emergencias, no en vano son los encargados del buen funcionamiento del sistema. Nuestra misión es clara e insustituible: prevenir que se produzcan grandes emergencias, protocolizar mecanismos comunes de respuesta a las posibles grandes emergencias para minimizar los daños a la población, a sus servicios básicos y bienes materiales y al medio ambiente, y finalmente ponerlos en marcha cuando la emergencia se materialice. Nuestro papel transversal en permanente interlocución simultánea con los cuerpos de emergencia, el sector público, el privado y el ciudadano, el conocimiento en tiempo real y con carácter general de los diferentes niveles de riesgo de los territorios en los que somos competentes y el procesado y gestión de la información, avisos y alertas en situaciones de riesgo grave o emergencia son nuestros principales elementos de especialización. 



Los servicios públicos de protección civil se desarrollan en los diferentes niveles de administraciones públicas competentes: Comisión Europea, Estado, Comunidades Autónomas y administraciones municipales con el soporte de las administraciones locales de ámbito supramunicipal, como es el caso de las diputaciones y los consejos comarcales. Debe garantizarse un principio de integración que permita, sobretodo en situación de emergencia, que las actuaciones de protección a la población (avisos, medidas excepcionales de emergencia u otras) tengan una continuidad y transmisión de los niveles superiores de la administración hacia los inferiores hasta llegar al ciudadano. La ausencia de uno de los eslabones de la cadena supondrá, en los situaciones más graves, la incapacidad de proteger a la población y evitar una gran emergencia. Por ello debe preverse la forma en que los servicios de protección civil de una administración superior asumen subsidiariamente las funciones de la inferior cuando carece de capacidad para ejercerlas. En cualquier caso, debe considerarse que a mayor proximidad de la administración pública al ciudadano mayor facilidad para protegerlo frente a situaciones de riesgo grave o emergencia (a igualdad de recursos públicos).

Finalmente, el camino iniciado por los servicios públicos de protección civil bajo el impulso de las políticas públicas de protección civil por la Comisión Europea no tiene vuelta atrás, y nos encontramos ya en una fase de afianzamiento en la que la tarea pendiente, el reto inmediato, es conseguir la implantación en todos los niveles de las administraciones públicas competentes a la vez que potenciar los recursos humanos y materiales especializados en la detección de niveles de riesgo, la coordinación estratégica de emergencias (gestión de crisis), la gestión de información, la elaboración de planes de emergencia y especialmente su implantación, en todos los niveles de la sociedad implicados.

domingo, 1 de noviembre de 2015

LOS PILARES DEL SISTEMA (II): EL EQUILIBRIO ARQUITECTÓNICO

La primera parte de este doble post describe los tres pilares sobre los que se sostiene el sistema de protección civil. La suma de los tres pilares incluye todos los servicios, públicos, privados o de voluntariado, que forman parte del sistema.

Haciendo un símil arquitectónico, la estabilidad del sistema de protección civil depende de que los tres pilares sobre los que se sostiene el edificio de la gestión de emergencias estén debidamente equilibrados. Si alguno de los pilares soporta un peso excesivamente superior al resto o si no está preparado para el peso que debe soportar o es más alto o corto que el resto, a la larga el edificio se vendrá abajo. Así puede pasar con el sistema de protección civil en el caso de que sus tres pilares no estén debidamente compensados ya que los tres (administración pública, servicios de autoprotección y voluntariado) son necesarios por igual y ninguno de ellos puede suplir al resto, puesto que cada uno juega un papel específico y complementario en el contexto de la gestión de los riesgos graves y las emergencias. 
A menudo se tiende a pensar que la gestión de las emergencias se basa esencialmente en los servicios públicos relegando al resto de elementos del sistema, siendo esto un error que acaba pasando factura en el momento de las grandes emergencias. 
Es evidente que no se puede gestionar una gran emergencia en ausencia de unas administraciones públicas con servicios y autoridades preparados, ya que las competencias de los poderes públicos son insustituibles en este caso
Del mismo modo, los servicios de autoprotección son imprescindibles ya que dentro de una actividad son los que realizan una primera respuesta a las situaciones de riesgo que se produzcan por tal que con una contención temprana se evite una posible emergencia. En ausencia de estos servicios de autoprotección las administraciones públicas pueden verse condicionadas en su capacidad de gestionar la emergencia: ¿cómo hacer frente exclusivamente desde las administraciones públicas a una emergencia dentro de una gran empresa química si la actividad no realiza una primera respuesta y aporta información y acciones de coordinación? El histórico, incluso el más reciente, nos demuestra que el resultado no será satisfactorio en cuanto a una ajustada protección del ciudadano.
Finalmente, la colaboración del ciudadano, individualmente o a través de la figura del voluntariado de protección civil, es un factor elemental. Por una parte, el voluntariado es un complemento necesario de los servicios públicos, que no sustituto, puesto que desde dentro de la misma sociedad expuesta al riesgo contribuyen a través de actuaciones preventivas a que esté más preparada frente a la emergencia y a facilitar la actuación de los servicios públicos en caso de emergencia. Por otra parte, la hemeroteca está llena de ejemplos que demuestran la necesidad de que el ciudadano esté preparado para actuar de acuerdo a los principios de autoprotección y evite exponerse a un riesgo significativo que pueda poner en jaque a los servicios públicos. 

En resumen, el sistema de protección civil debe desarrollar no solo los servicios públicos sino también los de autoprotección y el voluntariado de protección civil, sin que ninguno de ellos supla la función del resto. Ello no impide que cada sistema pueda bascular preferentemente sobre algunos de los pilares, siempre y cuando el resto estén debidamente compensados para garantizar la estabilidad del edificio del sistema de protección civil.

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